lunes, 1 de diciembre de 2008

Crisis

Explicar en que consiste mi trabajo, generalmente, es harto difícil.
Justificar su filosofía, a menudo, se convierte en tarea complicada.
Defender su gente, casi imposible.
Y en medio de tanta confusión, una va trabajando como puede y como mejor sabe.
Tratas con seres humanos a diario, e intentas no olvidar mirarles a los ojos, pero sin darte cuenta vas dejando que la vorágine de reglamentos y normas te atrapen; y se te olvida todo lo que aprendiste, aquello en lo que creías se vuelve difuso.
No sé si en el resto de profesiones ocurre lo mismo...Un médico cura, un bombero apaga fuegos, un profesor enseña, un trabajador social...¿qué verbo define lo que hacemos?.
Cada cierto tiempo, en esta profesión, entras en crisis vocacional.
Aún a pesar de estar exactamente donde quiero estar, estoy en crisis.
Porque siempre llega el día en que ves lo que tú haces a través de los ojos de otros; por lo general, tu familia, algún amigo, tu pareja...y lo que ves, sí emplea un único vocablo: incomprensión.
Y una trata de defender lo que hace, pero no puedes defender el sistema del que formas parte, porque esta totalmente viciado y es indefendible.
Así que, tras tantos galimatías psicoanalistas, acabas pensando que no es tan malo el no poder explicar lo que hacemos, que las personas no son en blanco y negro, por lo qué...¿cómo vamos a poder definir nuestro mundillo con una palabra?. Una termina divagando sobre lo buenas que, al fin y al cabo, son las crisis vocacionales, que cada cierto tiempo despiertan en tu interior el ansía de aprender.
Una termina autoconvenciendose de que, su trabajo, aún cuando eres incapaz de definirlo, es necesario. Y, después de todo, alguien tiene que hacerlo, ¿no?.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Tú trabajo, tan difícil y, al mismo tiempo, tan necesario. Tanto o más que el de la mayoría de gente, tratando a diario con la gente más necesitada, la gente que pide ayuda a través de un centro social, indirectamente pidiéndole ayuda al resto de la sociedad...

Si queremos que nuestra sociedad mejore, vuestro papel es primordial. Ojalá algún día nadie tuviera que dedicarse al trabajo social... Mientras tanto, sólo me queda mostrar mi admiración por vosotras/os.

Armonía dijo...

Es importante tener esos momentos de reflexión pues son los que nos hacen retomar con más ahínco si cabe nuestra labor diaria. lo estás haciendo cada día mejor y comparto plenamente tu línea de trabajo. trabajomos con personas y es imprescindible creer en ellos, tal vez seamos los únicos que lo han hecho una vez en sus vidas. MIrar a los ojos, comprender su código, estar pendiente de lo que dicen sin hablar, es tan necesario, quedarse con lo que dicen y engancharse al discurso es tan fácil lo dificil es lo otro y cada día personoas como tu lo intentan. un besito